La infección por el
virus de la inmunodeficiencia humana y el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (VIH/sida) es un espectro de enfermedades
causadas por la infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH). Tras la infección inicial, una persona puede no notar
síntoma alguno o bien puede experimentar un periodo breve de cuadro
tipo influenza. Típicamente, le sigue un periodo prolongado sin
síntomas. A medida que la infección progresa, interfiere más con
el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de infecciones comunes
como la tuberculosis, además de otras infecciones oportunistas y
tumores que raramente afectan a las personas con un sistema
inmunitario indemne. Estos síntomas tardíos de infección se
conocen como sida, etapa que a menudo también está asociada con
pérdida de peso.
El VIH se contagia
principalmente por sexo desprotegido (incluido sexo anal y oral),
transfusiones de sangre contaminada, agujas hipodérmicas y de la
madre al niño durante el embarazo, parto o lactancia.9 Algunos
fluidos corporales, como la saliva y las lágrimas, no transmiten el
VIH. Entre los métodos de prevención se encuentran el sexo seguro, los programas de intercambio de agujas, el tratamiento a los infectados y la circuncisión. La infección del bebé a menudo puede prevenirse al dar medicación antirretroviral tanto a la madre como el niño. No hay ninguna cura o vacuna; no obstante, el tratamiento antirretroviral puede retrasar el curso de la enfermedad y puede llevar a una expectativa de vida cercana a la normal. Se recomienda iniciar el tratamiento apenas se haga el diagnóstico. Sin tratamiento, el tiempo de sobre vida promedio después de la infección es años.


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